
La
textura de la grasa, es lo que determina la alimentación que ha llevado el
animal en vida. Los cerdos criados en dehesas al aire libre y con una
alimentación basada en bellotas y hierbas poseen altos niveles de ácido oleico.
Para poder reconocerlo debes deslizar sus dedos por la carne. Si la grasa es
suave al tacto y al presionar ésta se hunde sin duda es un jamón ibérico de
bellota. Por el contrario, si la alimentación del cerdo fue de pienso, entonces
la grasa tendrá un tacto más duro y
menos flexible. El color también en fundamental para saber si es jamón ibérico.
El
color de la grasa marca el tiempo de curación y la calidad. Si es demasiado
blanco significa que el jamón puede no tener la curación adecuada no ser de bellota. Mientras más tiempo de
curación tenga el jamón, mejor calidad tendrá. Existe confusión en el mercado
de los ibéricos por los precios, pero el proceso de elaboración de un producto
gourmet así es lento y toma su tiempo. Por lo tanto, también es costoso ya que
tiene una duración de entre cinco y seis años desde que nace el cerdo hasta que
el jamón está curado.
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