El
vino es una bebida muy antigua, junto con el agua puede ser la bebida más añeja
que ha existido en el mundo. Los egipcios de un título importante como faraones
y nobles, eran los único que tenían permitido beber vino. Esta bebida era
consumida durante los servicios funerarios y en las tumbas se descubrieron
representaciones y esculturas con relación a esta bebida. En la mitología,
Osiris fue el llamado dios del vino, su importancia radica en que fue el
encargado para que se pudieran cultivar las uvas, meterlas en un costal, se
retorcían o aplastaban y se recogía el jugo.
Otro
método de los egipcios era echar las uvas en una tina y pisarlas para obtener
el mosto. Mientras tanto, los griegos aprendieron de los egipcios. Nombraron a
su dios del vino y de los viñeros Dionisio. La diferencia es que los griegos
lograron el sistema de añejamiento del vino guardándolo en ánforas con miel,
áloe y tomillo. El objetivo era mejorar el sabor, perfumarlo y conservarlo con
más tiempo. Los romanos, siguieron el
ejemplo de estas dos culturas en la tradición del vino. El cual siguió su
camino por varias culturas existentes.
Los
romanos tenían en Baco, el dios del vino. Cuenta la leyenda que Baco, desde muy
joven comenzó con la elaboración del vino. Su representación está
constituida con la frente llena de hojas
de parra en un carro que es tirado por tigres, acompañado de ninfas y
bailarinas. Sin duda es la representación como símbolo de poder y entretenimiento.
Los romanos solían desarrollar su vino con especias y miel, al ser una potencia
por aquellos años. Comenzaron a sembrar las uvas por todos los lugares que
conquistaban. Así sería más fácil poder desarrollar o producir tan preciaa
bebida en aquellos años.
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