Cuando
comienzas con la práctica de catar vinos, es común que se haga una costumbre el
oler, mirar y probar cada botella de vino que se te ponga enfrente. Algo que
sin duda no tiene nada malo porque es una práctica que incluso esta vista como
una manera de ver a la persona como un conocedor de los vinos. Si se visita un
restaurante es común que las personas pidan su botella y comiencen con el cateo
de la misma. Algo que está permitido ya que los meseros pueden apreciar el buen
gusto del comensal al pedir la botella.
En
las catas de vinos es obvio que se lleva a cabo esta práctica, incluso se nota
cuando alguien está ansioso en su primera cata comparado con la persona que ya
lleva un largo tiempo realizando este arte. El catador de vinos pude darse el lujo de
estar probando y oliendo el vino cuantas veces quiera, siempre y cuando no
termine por realizar esta práctica para cualquier tipo de bebida. Cuando esto
se hace por ejemplo, con algún refresco o alguna bebida de sabor. Sin duda la persona que lo está realizado terminará por
verse hasta ridículo.
Degustar
el vino es un placer. Si se está tomando un vino de mala calidad, la ignorancia
de la persona que lo hace realmente no importa. Pero cuando se escoge un vino
que se quiere porque ya sabes que es un vino de excelente calidad, sin duda
será una dicha. Para poder lograrlo, solo la práctica y el ejercicio para
acostumbrar a la lengua y a la nariz ayudará a que se tenga un buen indicio
acerca de la cata de vinos. Solo el vino, sin importar su color se debe de
catar, pero no cualquier líquido que uno se lleva a la boca.
No hay comentarios:
Publicar un comentario