Disfrutar
de un jamón ibérico tiene su importancia al momento de tener que escoger cual
es el que se debe de llevar al hogar o pedir en un restaurante. Así como
existen diferentes tipos de jamón blanco o quesos, el jamón ibérico también se
debe de diferenciar, no solo por el precio o por que el diseño de una etiqueta
esta agradable. Dice un refrán “Hasta en los perros hay razas”, esto quiere
decir que a pesar de la misma especie, hay detalles que a uno lo hacen único.
Esta no es la excepción de jamón ibérico.
Para
empezar, existen tres tipos diferentes de jamón: de cebo, recebo y bellota.
Estas indicaciones se mencionan en la etiqueta del jamón. Y es la manera como se especifica la
alimentación del cerdo durante su crianza. Cuando la etiqueta menciona recebo,
es porque los cerdos fueron sometidos a una alimentación basada en cereales
y piensos derivados de verduras o
leguminosas, además de que se les ofreció bellotas durante un periodo hasta que
se llevan a sacrificar. Entonces, es la combinación de pienso, cereales y
bellotas durante su crecimiento y hasta
que es llevado al matadero.
Mientras
tanto, la etiqueta que describe la palabra cebo, indica que solo se alimentó al
animal con pienso superior al normal. Por obvias razones, la bellota fue el
alimento de los cerdos durante toda su vida. Por lo tanto, cuando se adquiere un jamón
ibérico de bellota el precio de la pieza o empaque será mucho más alto que el
cerdo que fue alimentado con recebo y así. Estos datos son los necesarios para
poder adquirir un jamón y poder comprobar la calidad entre cada una de las
piezas. Leer las etiquetas será necesario al adquirir un jamón ibérico de
calidad.
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