Los
vinos blancos, son sometidos al pardeamiento el cual significa que el
oscurecimiento del color en las fases tempranas y en las fases finales de la
fermentación del vino. Gracias a este procedimiento el vino blanco pasa del
color paja con tonos ligeros verdes, al color dorado o ámbar con sus
característicos colores intermedios y con los cuales es más conocido. El
pardeamiento se debe en concreto a la dependencia de los flavanos. El alto
interés de la fermentación en blanco dado que se verifica con el mínimo
contenido posible de flavanos. Además de los factores citados hay otros
químicos que intervienen.
La
fase de la maderización depende de varios factores entre ellos ante el oxígeno
disuelto de la temperatura, cuanto más elevada es en los locales de conservación,
más se acelera el fenómeno. La luz el contenido en aminoácidos, el contenido de
azúcares, el contenido de leucoantocianos y catequinas, lo que quiere decir
como flavanos. Está confirmado que el color amarillo dorado de los vinos
oxidados debe eliminarse, en especial a compuestos que se forman durante la
maderización a expensas de los flavanos. Está claro que la maderización
necesita de alguna manera el oxígeno para que haya un mejor aroma.
Por
lo tanto la sensibilidad de los vinos blancos al pardeamiento está relacionada
con su contenido en flavonoles. El pardeamiento, es la principal manera para
poder escoger el color del vino como producto final. Así es como dos
características muy importantes para los vinos blancos se llevan a cabo, de esa
forma se podrá tener el vino blanco que se usara en cualquier cata o que se
degustará en algún restaurante junto con la familia. Es necesario que los vinos
blancos tengan la mejor fermentación para que haya un mejor sabor, junto con el
color deseado.
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